El Consejo de Ministros aprueba el ambicioso Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR) 2025-2035, un esquema de 26 capítulos que busca transformar la gestión de los desechos en un modelo de eficiencia circular, priorizando la reutilización y el establecimiento obligatorio de sistemas de retorno para plásticos ante los retos del cumplimiento europeo.
HoyLunes – En la intersección entre la sostenibilidad ambiental y la responsabilidad legislativa, el Gobierno de España ha dado un paso determinante para los próximos diez años. El Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), ha aprobado este martes el «Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos 2025-2035 (PEMAR)». Este documento no es solo una declaración de intenciones, sino el instrumento fundamental para «orientar la política de residuos en España, impulsar las medidas necesarias para mejorar las deficiencias detectadas y promover las actuaciones que proporcionen un mejor resultado ambiental y aseguren la consecución de los objetivos legales».
El nuevo paradigma: De la gestión al recurso
El PEMAR 2025-2035 sucede a los planes anteriores profundizando en la jerarquía de residuos establecida por la Unión Europea. Según el extracto oficial, el plan «refuerza las opciones de gestión más altas dentro de la jerarquía de residuos, al insistir en la importancia de la recogida separada en origen». En este sentido, España no solo busca cumplir con los mínimos continentales, sino que propone metas más exigentes en sectores críticos como los «residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE)» y los «residuos de construcción y demolición (RCD)».
La estructura del plan es exhaustiva, abordando 16 flujos específicos que van desde los residuos municipales y aceites usados hasta los lodos de depuración y, por primera vez con capítulo propio, los plásticos de un solo uso que no son envases. Esta segmentación permite que el PEMAR funcione como una guía técnica para las autoridades autonómicas y locales, quienes deberán ajustar sus propios programas a estos nuevos indicadores ambientales.

El reto de la implementación y la urgencia del SDDR
Desde un análisis técnico, el PEMAR 2025-2035 se enfrenta a una realidad estadística compleja. Un punto de inflexión crucial en el documento es la gestión de los envases. Tras la publicación en noviembre de 2024 de los datos de recogida separada de botellas de plástico, que se situaron en un «42.3%», España ha confirmado oficialmente el incumplimiento del objetivo legal del 70% fijado en la Ley 7/2022.
Como consecuencia directa, el PEMAR incorpora ahora de manera cualitativa la «puesta en marcha obligatoria del Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR)» en un plazo de dos años. Este mecanismo, que devuelve al ciudadano una pequeña fianza por el retorno del envase, representa un cambio cultural y logístico de primer orden que deberá ser gestionado con precisión para evitar fricciones en la cadena de distribución y consumo.
Históricamente, la gestión de residuos en España ha dependido de la capacidad de las plantas de tratamiento para separar el residuo mezclado. El PEMAR 2025-2035 intenta zanjar esta etapa al señalar que la eficiencia ya no puede depender solo de la tecnología de final de tubería, sino de la pureza de la recogida en origen. Al incorporar conceptos como el «fin de la condición de residuo» y el sistema electrónico de información de residuos (eSIR), el Estado busca profesionalizar la trazabilidad de cada gramo de material que sale de los hogares e industrias.

Perspectiva administrativa y social
Para el funcionario, el plan ofrece un marco de seguridad jurídica y criterios técnicos claros para la elaboración de licitaciones y planes regionales. Para el lector y ciudadano, el mensaje es de una transformación en los hábitos cotidianos. El plan reconoce que, aunque la normativa europea marca el paso, la viabilidad de los objetivos —especialmente en materia de RAEE donde se aspira a una mayor preparación para la reutilización— depende de la creación de infraestructuras locales accesibles.
El proceso de elaboración del plan, iniciado en 2023 y culminado tras fases de información pública y evaluación ambiental estratégica, refleja un consenso técnico que intenta equilibrar la presión ambiental con la realidad económica de los sectores implicados, como el agrario o el sanitario.

El PEMAR 2025-2035 nos sitúa frente a una verdad incómoda pero necesaria: el residuo es, en última instancia, un error de diseño en nuestro sistema de producción. Al establecer un marco de diez años, España reconoce que la transición hacia una economía circular no se logra con medidas de choque, sino con una reestructuración profunda de la logística nacional. La obligatoriedad del SDDR y la ambición en los residuos electrónicos marcan el inicio de una década donde el éxito no se medirá por cuántas toneladas de basura gestionamos, sino por cuántas logramos reincorporar al ciclo de la vida, transformando el deshecho en un recurso renovado para el futuro.
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